miércoles, 12 de junio de 2013

SOLO UN SUEÑO



Dejo tu mano reposar sobre las sábanas, sé que no obtendré respuesta a mis estímulos, pero sigo intentándolo, porque quiero seguir teniendo la esperanza, de que sientes como acaricio tu carita, tu pelo, tu cuerpecito de muñeco, etc. Se acabó el llorar, lo he decidido mi niño, justo cuando el médico me ha dicho que ahora te encuentras en un sueño muy profundo.

Ahora, quiero ser positiva, quiero pensar que de nuevo voy a volver a verte corretear por el parque, por el jardín de casa junto a tu perro, el que tu elegiste. Me resigno a creer que ya todo esta perdido, ¡no quiero y no quiero!. Por eso me mantengo firme y cada día que vengo a verte, te rodeo con tus juguetes favoritos, te hablo al oído, o en voz alta, y cuando llega la noche te leo tu cuento preferido de los tres cerditos. Si supieras cuanto te echamos de menos en casa cariño, tu papá, tu hermana, tus abuelos, tus tíos... bueno, todos, todos desearíamos que estuvieras con nosotros en casa. ¿Sabes? Cuando me quedo sola en casa, a veces me parece que correteas por el pasillo, con tu avión preferido, mientras ríes y tarareas canciones del colegio.

Tu amigos te echan mucho de menos. Siempre están haciendo dibujos de ti.Tu profesora favorita cada día que me ve, me pregunta como estás, y si no me llama.

Mi vida, no se si me estarás escuchando en estos momentos, pero yo tengo la certeza de que sÍ que me escuchas. Tenemos tantas ganas que te pongas bien... Déjame que agarre tu manita, y me la pase por la cara, que pueda darte un abrazo, que pueda sentirte como cuando eras un bebé. Lo significas todo para nosotros, no sabes lo importante que eres, aunque seas pequeñito. Nos das alegría, fuerza, vida... y ahora que tu la necesitas, queremos estar a tu lado para que vuelvas a estar junto a nosotros.

En ese momento y como algo imprevisible, el pequeño, movió una de sus manos. La madre enseguida llamó a los médicos y éstos vinieron corriendo, ya que des de hace tres meses que no respondía a ningún estímulo.

¡ Ha movido la mano, ha movido la mano! Gritaba la madre mientras los médicos le observaban los ojos al pequeño.

Tranquilícese señora, su hijo sigue estando en el mismo estado en el que estaba, de momento no hay cambios.

¿Pero si ha movido la mano? -dijo la madre-.

Eso es un movimiento que suelen hacer las personas que están en coma inducido, de vez en cuando: mueven lijeramente los ojos cuando los tienen cerrados, porque posiblemente estén soñando, mueven los dedos de las manos, y raramente mueven la mano entera, pero hay algunas veces que también lo hacen. - le dijo el médico a la madre.

La madre desilusionada, ahora, volvía a mirar inquieta a su hijo por si volvía a hacer otro gesto, pero nada, ahora ya no se movía, y yacía como antes, inmóvil.



Al día siguiente, la madre fue como siempre al hospital, pero al pasar por delante del mostrador donde se encontraban las enfermeras, éstas con un semblante sonriente, le dijeron de manera alegre.



Por favor, puede esperarse un segundo antes de entrar a la habitación, los médicos quieren hablar con usted.

Andrea se temía lo peor y aguardó impaciente en la salita de espera, ya que le habían dicho que no entrase a la habitación.





Ahora se le caían las lágrimas, cuando vio que venían los doctores. Ahora todas las esperanzas se le habían desmoronado por completo. Pero para su sorpresa, mientras ella ahora lloraba desconsolada, los médicos se aproximaban de manera sonriente. Andrea se extrañó.

Tranquilicese señora, que venimos a darle buenas noticias. Su hijo a abierto los ojos, y responde a los estímulos.



El día anterior ya había presentido ella algo, y ahora se lo confirmaban, aunque hubiera desfallecido.

¿ Puede hablar ? ¿ Está bien? ¿ Recuerda su nombre? - dijo Andrea-.

Sí, todo, sabe hablar, recuerda su nombre, los años que tiene, que tiene una hermana...etc.. por cierto su hijo es muy “parlanchín”.- dijo uno de los doctores muy sonriente-.

Andrea,ahora lloraba de alegría y le dijo a los doctores:

Sí, de siempre le ha gustado mucho hablar. ¿ Puedo ir a abrazarlo?

¡Y tanto!, le dijeron los médicos, y ¡hasta besarlo y achucharlo!, pero con precaución, decían mientras sonreían.



Andrea fue corriendo hasta la habitación, y allí estaba su pequeño, jugando con uno de los muñecos que su madre le había llevado hace dos meses.



Hola mamá, te quiero mucho, dame un abrazo.

Y Andrea cogió tan fuerte a su hijo entre sus brazos que parecía que quería levantarlo a pulso de la cama, mientras llorando le dijo:

Te quiero tantísimo vida mía, ya verás cuando te vean tus abuelos, tu hermana, el papa,etc. Lo contentos que se van a poner que ya estás bueno.

Sí, tengo muchas ganas de verlos, os quiero muchísimo mamá y aunque parezca raro, mientras he estado aquí, me ha parecido como si tú, hubieras estado todo el tiempo conmigo, hablándome.

Así es mi vida, todo el tiempo contigo. Nunca más te dejaré solo.

Y así vemos a Andrea y a su hijo, al fondo de la habitación número doscientos trece, fundiéndose en un tierno abrazo entre lágrimas.

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