domingo, 10 de febrero de 2013

LOS RECUERDOS DEL AMOR


Quise desprenderme de su aroma, de sus ojos, de su boca, me fue imposible. Caí rendida en sus brazos una vez más, sabía que no me convenía pero me atraía demasiado para dejarlo escapar. Nos conocimos hace dos años, en una cafetería en las Ramblas de Barcelona, El Cafè de l´Ópera, mi lugar favorito para tomar cafè con un croissant y relajarme observando a través de sus ventanas la Rambla y la gente que va de aquí para allà.

Ese Jueves del mes de Octubre, estaba sola en una de las muchas mesas que hay en este peculiar sitio. Como de costumbre a parte de tomar “mi merienda” , también aprovechaba para dar rienda suelta a mi imaginación, soñando despierta y más tarde con un bolígrafo y unos pocos folios plasmaba todo aquello que me venía a la mente; unos días historias fantásticas, otros días cosas que observaba y despertaban mi curiosidad, y otros días simplemente soñaba con los ojos abiertos, mirando pero sin mirar, pensando en que algún día dejaría de sentirme tan sola en una ciudad tan grande como Barcelona. Fue justo ese Jueves del mes de Octubre, cuando prácticamente dejé de sentarme sola en ese Cafè, para compartirlo con un chico realmente majo.

No era muy hablador, pero su magnetismo por esta misma característica y por sus enormes ojos castaños y en forma de almendra, con esa mirada tan profunda como un océano que te llevaba hacia el abismo... hicieron que cayera rendida a sus pies. No volví a sentarme sola en el Cafè, ni volví a sentirme sola... Pero un buen día, llegó un punto que su magnetismo era tal, que me asfixiaba y me formulaba las siguientes preguntas: ¿ Eran los años que había pasado sola? ¿ Me había realmente acostumbrado a estar sola y a soñar, y simplemente ya era feliz soñando? No lo sé, pero sólo sé, que para el mes de Diciembre, tan solo tres meses después y acercándose las fechas de Navidad, tuve que acabar con la asfixia que me producía el no poder sentarme sola con mi papel y mi bolígrafo, tranquila, sin hablar, sin mantener conversaciones, a veces absurdas. En definitiva, quería darme un tiempo.

Pasé las vacaciones de Navidad entre amigos, ya que toda mi familia prácticamente todavía vivía en Nueva York, y yo ahora no disponía de dinero, y la verdad, ni ganas de desplazarme hasta allí, por el momento...

Bueno, fueron unas Navidades, como la de otros años en Barcelona, cena con dos o tres amigas de la Facultad de Medicina, un poco de juerga en alguna discoteca en fin de año y poco más. Como todos los años para mí la Navidad no tenía mucho sentido, desde que mis padres se divorciaron, a causa de que mi madre cogiera una depresión y mi padre se fuera con una chica 20 años menor que mi madre que fue lo que le acabó de hundir, a parte de la muerte de uno de mis hermanos mayores.

Nunca entendí la postura de mi padre, y se que como hija tenía que haberme quedado al lado de mi madre, pero la situación me superó y a parte la plaza de Medicina que esperaba de Barcelona estaba llamándome. La psicóloga recomendó mi traslado, y que no me preocupara más por mi madre , que ahora me tocaba vivir a mi... que fácil es decir las cosas desde fuera, cuantas veces no me he martirizado por la idea de haberme ido y haberla dejado, sola no, por eso, si no a cargo de mi hermano, quien todavía ahora se cuida de ella.

Ya estamos en el día de Reyes, mi día nefasto. Estoy abrumada, no se, me pasa algo atípico en mí, vuelvo a sentirme sola, pero no sola como antes , sino que echo de menos a Juan, al chico que conocí aquél mes de Octubre en el Café de l´Ópera. Pero no me atrevía a levantar el teléfono para llamarlo. ¡ No ! ¿ Quién quiere verse inmersa en una historia donde puedes acabar sufriendo? Ya veía a mi madre, como después de haberse entregado sin medida, ahora estaba abandonada y despechada por el que había sido su marido y mi padre.

El día 3 de Febrero, alguien llamó a casa. No lo cogí claro, pensaba que era Juan, y tenia miedo a hablar con el después del parón que nos habíamos dado. Dejaron un mensaje. Y sí, era Juan.

Me comentaba que en este tiempo había estado pensando sobre todo lo ocurrido, y si podíamos hablar. Accedí a hablar con él, aunque tuviera miedo. Quedamos para hablar en la misma mesa del Cafè de l´Ópera donde nos conocimos,me expuso sus intenciones de viajar a Nueva York por asuntos de negocios, y había pensado en mí, como compañera de viaje para que así después de tantos años, pudiera volver a ver a mi familia.

,Era la oportunidad, después de 7 años de volver a ver a mi familia.

Volvió el Amor durante esos días del mes de Febrero, y durante nuestras conversaciones antes de partir hacia el Recuerdo. Accedí claro está, Juan se ofreció amablemente a pagar mi billete también ahora hacia lo desconocido. Indudablemente todo habría cambiado después de mi marcha , y no siempre te puedes creer lo que te cuentan por teléfono, aunque en este caso era diferente.

Ahora lo comprobaría.

Billetes para el dia 14 de Febrero. ¿ Querría decir algo Juan con billetes para esta fecha?

Nos dirigíamos esa mañana del 14 de Febrero hacia el aeropuerto. Realmente estaba muy nerviosa.

Juan de nuevo en mi vida, ver a mi familia después de 7 años, era un cúmulo de sensaciones que dejaban atràs los días de soledad en los que me había visto immersa, viviendo sola en una ciudad desconocida a la que me fui acostumbrando, pero sin duda echaba en falta a mi familia, aunque a veces no lo quisiera reconocer por el ambiente que se respiraba allí.

Juan me brindaba la oportunidad que no había tenido en 7 años, y no la dejaría escapar, hay trenes que solo pasan una vez en la vida y no vuelven o vuelven muy tarde.

Juan me observaba de reojo, mientras un taxi nos llevaba hacia el aeropuerto, él también estaba nervioso, un trabajo en otro país, en otro ambiente, en otra ciudad, otras personas, etc un viaje inesperado por decirlo así. Supongo que a todo el mundo los viajes que no esperas les crea un cierto estado de ansiedad por llamarlo de alguna manera. Pues los dos estábamos echos un flan.

Llegamos al aeropuerto, el taxista muy amablemente ayudó a Juan a bajar las maletas del taxi, y entonces, mientras bajaba Juan las maletas, se le cayó algo pequeño del bolsillo. Rápidamente hizo intención de volverlo a esconder en el mismo bolsillo de donde se le había caído pero mi pregunta de : ¿ qué es eso que se te ha caído? Hizo que no lo guardara del todo y lo volvió a sacar. Rojo como un tomate, extendió la mano y me mostró lo que era, era una cajita pequeña de nácar dónde algo se escondía en su interior.

Ahora el taxista nos decía el precio del trayecto, cortando la escena por la mitad, a la vez que nos decía:

Señores, no se a que hora tienen que coger el avión pero son las tres y media.

¡ Ostras !- dije yo- ¡ si el avión salía a las cuatro!

Inmediatamente Juan se volvió a guardar la cajita con sumo cuidado en el bolsillo derecho de su chaqueta y nos dirigimos a toda prisa hacia el avión.

Una vez dentro y ya con los cinturones abrochados y antes de despegar, le volví a preguntar sobre lo que se le había caído del bolsillo. Ahora Juan ya no tenía escapatoria, y me dijo:

No esperaba dártelo en este sitio ni ahora mismo, pero a veces las cosas surgen, como surgió lo nuestro en el cafè de l´Ópera. Esto es para ti preciosa, - extendiendo su mano con la cajita hacia mi- hoy es 14 de Febrero y he pensado que era un buen día para darte algo a lo que le he dado algunas vueltas.

Cogí la cajita toda ilusionada, y como una niña de 5 años la abrí a toda prisa.

¡ Dios mío! ¡ Es muy bonito! - Lo que había dentro de la cajita era un anillo escogido con sumo gusto.

¿ Pero, y esto Juan ?

Es porque quiero que sepas que me gustaste des de el primer día en que te ví, y aunque hubo un tiempo en el que no estuvimos juntos porque no estábamos bien, quiero que sepas que por mi parte estoy dispuesto a ir en serio contigo.

Me quedé helada ¡ Qué ilusión, a la vez que me recorrían escalofríos nerviosos por el cuerpo!

Lo acepté dándole un gran beso y entonces a los dos minutos el avión despegó camino a Nueva York.

En unas horas llegamos a Nueva York, por supuesto, nadie nos esperaba en el aeropuerto, ya que era una sorpresa. Cogimos un taxi hasta la que era mi casa, ya que Juan quería pasarse antes a saludar a mi madre y mi hermano, antes que ir a la oficina, todavía tenía tiempo.

Llegamos a la puerta, todo estaba cambiado. Habían más flores en el jardín, el césped estaba muy bien cuidado, la casa se notaba que la habían vuelto a pintar, etc.

Toqué al timbre.

Me abrió la puerta mi hermano, el cual se quedó blando al verme y gritó:

¡ Mi hermana, mi hermana está aquí! Me dió un fuerte abrazo y muchísimos besos, seguidamente preguntó por el chico que me acompañaba y le dije que era mi novio.

Mi hermano entre risas dijo:

¿ Qué callado te lo tenías, eh pillina ?

Nos dio paso a la casa, mi madre estaba sentada delante del fuego a tierra que teníamos justo delante de la puerta del comedor.

¡ Hola mamá!

Ella, con un sobresalto se giró inmediatamente y vino corriendo a abrazarme. La verdad es que tenía mucho mejor aspecto que cuando me fui.

¡Hija mía que sorpresa de verte después de 7 años, que guapa que estás! Y este chico tan majo ¿ quién es?

Es Juan, mi novio.

¡ Que callado te lo tenias, ya era hora de que sentaras la cabeza un poco, y te estabilizaras emocionalmente hija mía.

¿ Y tú como estás mamá ?

Voy haciendo, tengo días, pero como ahora tengo muchas actividades para hacer pues estoy entretenida. Voy al gimnasio, cuido el jardín, sacó a nuestro nuevo perrito Conan, etc

Conan ya estaba olisqueándonos tanto a Juan como a mi, era un Bulldog Francés.

¡Marta! - dijo Juan en aquellos instantes- Tengo que marcharme a la oficina, pero para la noche estaré aquí. No te importa no.

No tranquilo, tienes obligaciones, ten cuidado vale? Que todo esto es muy nuevo para ti.

Vale, tendré cuidado, un beso guapa.

Mi madre me guiñó un ojo, y dijo:

Es un buen partido hija. Y yo toda roja le contesté

Mamá por favor... que me da vergüenza que me digan esas cosas.

Entonces mi madre se fijo en mi mano y me dijo:

¿ Y ese anillo?

Ha sido Juan por supuesto, viniendo para aquí. Me lo quería dar en otro momento, pero le he visto la cajita y no me he aguantado de preguntarle lo que era, y aqui está, un anillo. Quiere ir en serio conmigo.

¿ Y tu con el? Me preguntó mi madre, mientras mi hermano nos observaba des de el marco de la puerta pensando que no lo veía.

Sí, de momento si todo va bien, sí, ya que tuvimos hace un tiempo un distanciamiento, pero por eso no os hablé de él, ni os comenté nada, para no preocuparos, pero sí, si todo sigue como hasta estos días seguiremos para adelante. Él ha sido el que me ha dado fuerzas para venir hasta aquí para que os pudiera ver ¡ me ha pagado hasta el billete de avión, porque yo no podía !

¿ Por qué, no querías venir a tu casa? Porque sigue siendo tu casa y siempre la será.

No, no podía pagarme los billetes en todo este tiempo mamá, las cosas estaban, y están muy difíciles por Barcelona.

¡ Qué detallazo nena! No lo dejes escapar hija, y sobretodo que te cuide y te mime.

Si mamá, ya lo hace.

Así me gusta.

Entonces mamá y yo, nos fundimos en un tierno abrazo y así pasamos un buen rato, donde también se unió mi hermano, que ya había salido de detrás del marco.

Mi hermano me acompañó a dejar las maletas, y luego estuvimos horas mi madre y yo, hablando y hablando, de historias de su vida diaria, de los vecinos, de sus sueños, sus proyectos, Nunca, por eso, mentando a mi padre, ni yo tampoco, al igual que evitar el mal trago que podía suponer para mi madre mentar a mi hermano fallecido.

Ahora mi madre parecía una mujer renovada, nueva y eso me recomfortaba. Me alegraba de ver lo bien que estaban tanto ella como mi hermano, y de haber vuelto para verlos, lo que me seguía entristeciendo es quizás haber perdido tantos años de no haber estado a su lado.



Escrito por: Sara Fernández.







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